Borenstein mira el caso estadounidense, aunque a nivel agregado, seguro que no es tan distinto del español (de hecho, seguro que en el caso español los beneficios son menores al tener una red mucho más robusta y mallada). Y concluye que realmente los beneficios son muy pequeños:
- Primero, porque la red tiene unas economías de escala muy fuertes: un 10% de autoconsumo no afecta demasiado a la cantidad de red que te hace falta;
- Segundo, porque, al menos hasta que las baterías sean más competitivas, los autoconsumidores seguirán conectados a la red, exportando más e importando menos, pero no necesariamente cambiando el pico de consumo.
Y también explica que, aunque estos efectos no existieran, no bastarían para compensar el extracoste de la generación distribuida respecto a la centralizada (por las economías de escala). Realmente, nada distinto de lo que ya nos contaban en Utility of the Future, pero es que seguramente Borenstein no lo haya leído :)
Vamos, que habrá que seguir buscando otras ventajas (empoderamiento, etc.) para justificar la subvención al autoconsumo, más allá de casos puntuales.
ADD: Javier López Prol describe estas ventajas, con fuerza desigual en mi opinión.
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