Tyler Cowen reseña el último libro de Lomborg, que parece seguir su línea habitual. Y que refleja esa polarización que ya sufrimos en el ámbito político. Nada de extrañar, por otra parte, dada la politización a la que siempre ha estado sujeto el cambio climático...Pero sigue siendo una pena que, también en este tema, las dos opiniones mayoritarias sean: o que esto del cambio climático es un timo, o que va a acabar con la civilización. Cuando, realmente, no es ni una cosa ni otra.
El cambio climático no es ningún timo: es una amenaza muy seria, contra la que claramente hay que luchar, para tratar de evitar los peores escenarios, tal como siempre nos recordó Weitzman. Unos peores escenarios que seguramente no acaben con la civilización humana, en parte porque ya estamos logrando mejoras (y lograremos más aún en las próximas décadas gracias al avance tecnológico) y porque en muchos sitios podremos adaptarnos a un coste razonable, pero que sí causarán daños terribles en las regiones más vulnerables y más pobres (el Ártico, el sudeste asiático, las islas del Pacífico, regiones de África...). Si a esto sumamos que la transición energética, clave para la lucha contra el cambio climático, puede generar muchos beneficios si se hace bien, creo que no quedan argumentos para no actuar.
Pero cuidado también con tratar el cambio climático como una emergencia absoluta, por encima de otras. Porque las emergencias permiten justificar todo tipo de acciones, a veces no razonables. Y cuando además en las sociedades modernas cada vez hay menos análisis equilibrado desde el punto de vista público-social, y más vendemotos e intereses de parte, los ciudadanos debemos preocuparnos. A mí al menos me preocupan no sólo los que consideran que el cambio climático no existe o no debe tomarse en serio, sino también los que defienden la emergencia contra el cambio climático como una forma de establecer una determinada agenda política en la que se vuelve a la planificación centralizada; y también me preocupan los que ven en esta lucha una gran oportunidad para vender sus tecnologías salvadoras (y si es con subvenciones que les ayuden a dar el pelotazo, mejor).
Por supuesto, no digo que esto no sea legítimo. Cada cual puede y debe defender aquello que más le interesa. Pero lo que no es legítimo es tomar decisiones que nos afectan a todos, basadas únicamente en estos intereses. Porque entonces estaremos desviando nuestros recursos hacia opciones menos convenientes desde el punto de vista social, hacia opciones en las que algunos ganan mucho, pero todos perdemos.
Es fundamental pues contar con defensores del interés público, que nos cuenten a los ciudadanos, consumidores y contribuyentes, con rigor y sin intereses sesgados, las ventajas e inconvenientes de las distintas formas y velocidades de luchar contra el cambio climático. Esto es un problema de incentivos. ¿Quién, en el contexto actual, tiene
incentivos para ser humilde y honesto? A los Pepitos Grillo no los
quiere nadie. Por eso valoro tanto a los pocos casos que conozco.
Decía hace tiempo Ezra Klein que quizá la democracia no sirva para enfrentarse a un problema como este. Que en períodos de guerra hacen falta liderazgos fuertes. Pero, lo siento, a mí esos liderazgos me dan mucho miedo, y a las pruebas actuales me remito. Lo que necesitamos es una democracia que funcione, y que no esté capturada por intereses particulares. Eso tampoco es sencillo, lo sé. Pero no se me ocurre nada mejor, también para luchar contra el cambio climático.
ADD: Otro ejemplo de polarización es el uso del libro de Schellenberger. Kerry Emanuel opina al respecto.
2 comentarios:
Hace un rato oí a Diaz Villanueva algo sobre el uso de la intimidación y el insulto, y pensé que en el rollo del cambio climático las cosas ya llegaron a ese plano. Y eso por supuesto es una extensión del dominio de la izquierda sobre instituciones de la sociedad moderna que nunca debió tener. ¿Y por qué escribo esto? Porque el record de la izquierda en los últimos 100 años ha sido bastante malo.
Y a donde voy? El hecho es que el insulto y la intimidación son el pan nuestro de cada dia, y eso por supuesto no permitirá tener un debate razonable para encontrar respuestas que tengan sentido. Yo por mi parte me he dado cuenta que estoy viejo, y que en realidad no vale la pena luchar en este ámbito, aunque se que lo que se proponen les saldrá muy mal.
Así que los dejo para que sigan viviendo y, en unas décadas, cuando entiendan por qué viven en condiciones tan miserables, y si es posible hablar libremente (algo que dudo, porque esto se ha ido al garete y la civilización va hacia un 1984 mas horrible del que Orwell imaginó) ...entonces traten de enseñar a los jóvenes que deben liberarse y que nunca repitan las estupideces que cometimos en las primeras décadas del Siglo XXI.
No sabía si escribir, pero en realidad creo que es bueno decirlo. Estoy convencido de que no soy el único que sigue este blog precisamente porque encuentra análisis que intentan eliminar cualquier posible sesgo/prejuicio.
Y digo "intentan" porque siempre hay que ser cauto/humilde. Pero vamos, que yo veo honestidad en cada análisis
Pedro
ps: creo que es legítimo que cada uno defienda sus intereses. Pero tengo menos claro que sea legítimo (en el sentido de justo) que alguien defienda sus intereses vestidos de los intereses de otros (por ejemplo "compra mi tecnología, no para ganar dinero, si no porque es bueno para todos")
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