lunes, 28 de septiembre de 2015

¿Pero qué carajo hacemos? (ed.1)

Una nueva serie en este blog, cosas que pasan en este mundo que, aunque perfectamente creíbles por supuesto, y también esperables dada la sociedad en la que vivimos, siguen haciendo que uno se pregunte que qué carajo hacemos.

Eso sí, me limito a cuestiones relativamente frívolas, comparadas con otras terribles como la crisis de Siria y los inmigrantes, los conflictos armados por todas partes, y otras similares para las que no me considero preparado para bloguear, la verdad.

Seguro que todos habéis leído la historia del fraude con los dispositivos anti-contaminación de VW, y os habéis preguntado muchas cosas. Max Aufhammer contesta a algunas de ellas. Tyler Cowen también tiene sus ideas. En todo caso, yo todavía sigo alucinando de que una empresa como VW se juegue su reputación de esta forma. Como decía mi abuela, antes se coge a un mentiroso que a un cojo.... 


Y otra noticia alucinante que llega via GurusBlog: El gobierno japonés ha pedido que se limite (o incluso elimine) el número de alumnos que cursan carreras de humanidades. Sin llegar a ser tan crítico en cuanto al método como Guru Huky (véase el caso de Singapur), no entiendo quién es la mente brillante que ha tenido esta ocurrencia, ni cómo las universidades se han dejado. No es que este tema sea nuevo, por supuesto….pero creo que lo que sí es nuevo es la medida drástica del gobierno japonés.

1 comentario:

Vintage Rocker dijo...

je je, creo que cualquier directivo que haya gestionado un proyecto complejo se ha visto en la tesitura de aceptar que se "maquillasen" de forma más o menos torticera los resultados de las pruebas (internas o externas) de alguna fase del proyecto. Tanto en Sw como en fabricación de equipos físicos.

Los subordinados a los que se presiona de forma inmisericorde para que consigan los resultados deseados en condiciones imposibles de plazo y calidad (y que generalmente no son los responsables de las etapas previas) suelen ser los que lo proponen (porque no ven otra manera de llegar) pero raramente tienen la iniciativa de realizarlo solos. En una empresa tan jerárquica (y aunque suene tópico, tan "alemana") como VW ya me sorprendería que Winterkorn no hubiese estado al tanto.

En su descargo hay que decir que ha dimitido, aunque por debajo suyo debe haber una larga cadena de ejecutivos que estaban en el ajo y ahí siguen, pendientes de dar explicaciones y explicar lo inexplicable a una larga fila de consumidores, reguladores, políticos en busca de alguna medalla... Como algunos han apuntado, lo raro sería que VW fuera la única que estuviera pringada. Me imagino el nerviosismo en las direcciones del resto de fabricantes.