El gobierno acaba de sacar un registro de la huella de carbono para las empresas, que incluye la posibilidad de compensar dicha huella con proyectos de reducción de emisiones (o de forestación). La idea es buena: los acuerdos voluntarios, como este, son poco costosos para el regulador, y por tanto, incluso aunque pocas empresas se acojan a este sistema, es posible que termine resultando un mecanismo eficiente de reducción de emisiones. Pero para eso también hacen falta otras cosas:
- Una, que la metodología de cálculo sea la apropiada, y la comunicación correcta. No puede ser como la norma ISO-14001, por ejemplo, de gestión ambiental, que permite que la obtengan empresas cuyo impacto ambiental es elevado. En este sentido, el Ministerio sólo dice que la metodología debe ser internacionalmente reconocida, y poco más. Haría falta algo más de control, me parece a mí.
- Dos, que la compensación no se convierta en una juerga, al estilo de algunos sistemas de offsets que no controlan en absoluto la adicionalidad. En este sentido, lo que propone el registro no me deja nada tranquilo. Primero, la compensación se debe producir en España. Esto claramente va en contra de la eficiencia económica del sistema, porque las reducciones de CO2 en España no tienen por qué ser más baratas que en otros sitios (más bien seguramente lo contrario). Segundo, de nuevo no se dice en ningún sitio los criterios que tienen que cumplir los proyectos de compensación para ser adicionales.
En todo caso, como todavía hay cosas por definir, veremos qué tal funciona. Ojalá que sea para bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario