Hace unos días salió este vídeo de una organización llamada 10:10. En el vídeo los que no que no quieren participar en la iniciativa de "self-commitment" en reducción de emisiones venían explotados (literalmente).
Con las debidas diferencias, los dos tienen algo en común: quien no participa, se excluye, se castiga.
Todo esto me recuerda mi primeros pasos en enfrentarme con los bienes públicos. Los resultados, que se encuentran sugieren que es fundamental el castigo, para que un bien común pueda devenir "norma".
Es justo que el castigo sea tan exagerado (aun que de pelicula)?
Existe todavía la espacio para cooperación y altruismo voluntario?
Cuanto debe ser dejado a la voluntad privada y cuanto a la pública?
De momento el vídeo ha sido retirado del sitio pero la polémica sigue.
Una vez más todo se acerca a la idea de AUDI: los ecologista solo son activistas el cuyo objetivo es render más difícil la vida a los demás (todo lo contrario de lo que representa el altruismo). En mi opinión esto no ayuda a nadie.
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