El otro día estuve leyendo en casa de unos amigos un libro estupendo (para niños, pero también para mayores): Where the sidewalk ends, de Shel Silverstein. Y me acordé que Thaler y Sunstein, en Nudge, citaban uno de sus poemas, que es estupendo para enseñar el valor del dinero pero también para entender algunas de las razones tras behavioral economics.
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