En EEUU son famosas las historias sobre legislaciones medioambientales torpedeadas por los ecologistas por ser demasiado “blandas”, con la consecuencia habitual de que al final no es que haya una legislación más dura, sino que no hay ninguna. Yo nunca he tenido claro si esta era la estrategia apropiada, y de hecho siempre he simpatizado más con grupos como Environmental Defense Fund (o en ocasiones WWF) que generalmente han demostrado una actitud más constructiva. Bueno, pues Greenpeace vuelve a las andadas.
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