Un artículo interesante de Glaeser sobre el tema: básicamente viene a decir que, si lo que nos preocupa es el cambio climático, hay que olvidarse de las restricciones locales, y que a veces el preocuparse por el medio ambiente local puede estropear el global.
En parte tiene razón, pero de una forma excesivamente simplista. Es cierto que hay una componente de NIMBY que no es aceptable. Como creo que ya he comentado alguna vez, tenemos una peligrosa inclinación a tratar de impedir que otros nos estropeen lo que hemos conseguido: el que tiene una casa en la montaña no quiere que se construyan más, para que no le estropeen las vistas (y también para que la suya mantenga el valor…).
Pero su argumento sólo tiene validez si tenemos preferencias lexicográficas: primero solucionar el cambio climático y luego todo lo demás. Yo creo más bien que se trata de conseguir compromisos apropiados. El reducir emisiones de CO2 no debe suponer que inunden un valle de gran valor ambiental, sobre todo si hay alternativas. El caso de Cape Wind es otra cosa (el NIMBY de los Kennedy), pero es cierto que si se pueden poner turbinas eólicas en varios sitios, no deben escogerse aquellos más sensibles desde el punto de vista ecológico.
Desde ese punto de vista, el construir todo lo que se pueda en California parece que seguramente tendrá consecuencias relevantes sobre el medio ambiente, incluidas por ejemplo las necesidades de energía para abastecer a esta población (que él no ha tenido en cuenta en su estudio).
En todo caso, interesante para pensar.
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