Ayer se celebró, con bastante éxito mediático, la Hora del Planeta. Aquí está el resumen de El Mundo, las fotos de Soitu, y el artículo del NYTimes. En cuanto al efecto real: en la web de REE se puede ver que, en España, la reducción fue de 500 MW (sobre 31.000 MW).
A mí la verdad es que estos gestos no me acaban de convencer. Por una parte, es cierto que tienen un valor simbólico importante, el de concienciación de la necesidad de hacer algo con el cambio climático.
Pocos administradores públicos quisieron estar fuera de un gesto inocuo y muy rentable a nivel de imagen.
También hacen que la gente piense sobre el tema, y eso también es bueno. Pero lo malo es que quizá saquen la conclusión equivocada, la de que esto es algo facilito, que con apagar las luces un sábado y aprovecharlo para tener una juerguecilla asociada, ya está. Es como cuando pides a la gente que piense sobre lo que se gasta en electricidad, y entonces concluyen que gastan muy poco, y que por qué no van a gastar más…
Pero claro, esto del cambio climático no es tan fácil de arreglar: una cosa es apagar las luces un ratillo (o apagar las que no hacen falta, como las del Empire State o la Puerta de Alcalá) y reducir un 1,6%, y otra reducir el consumo significativamente y permanentemente. ¿Por qué no apagamos la Puerta de Alcalá o el Congreso de los Diputados siempre? Pues porque, como dice un neoyorquino,
“It’s pretty cool dark, but I have to admit I like the lights,” he said.
La semana pasada salió un artículo en el New Yorker que generó bastante controversia. David Owen básicamente defendía que esto del cambio climático nos va a costar bastante sacrificio (por lo cual se le ha atacado bastante desde Climate Progress y sitios similares). Yo creo que, más allá de alguna exageración por su parte, en esencia tiene razón, si de verdad queremos reducir nuestras emisiones significativamente, tenemos que sacrificarnos, al menos temporalmente. Y éste, por políticamente incorrecto e impopular, es el mensaje que deberíamos tratar de transmitir.
Por eso, cuando el resumen de El Mundo dice que:
El eclipse eléctrico y político prueba el actual consenso sobre el cambio climático
yo el mensaje que saco es que vaya porquería de consenso. Resulta que el consenso sobre el cambio climático está en que es algo que preocupa, pero que ninguno estamos dispuestos a hacer cambios significativos para evitarlo. Una cosa es hablar de boquilla, y otra comprometerse de verdad con los cambios necesarios. Veremos si por ejemplo ese Foro que ha organizado Obama habla de estas cosas o no.
Quizá una buena campaña para otro año sería tratar de vivir durante un día entero con un 40% menos de energía (no usar el coche, no usar el aire acondicionado o bajar la calefacción, usar todos nuestros electrodomésticos en modo económico, etc.). Lo que pasa es que si una campaña blandita logra un 1,6% de ahorro, no tengo muy claro qué respuesta podrá tener una más dura…