miércoles, 22 de marzo de 2023

El modelo de negocio de las universidades privadas

Siempre me ha resultado interesante observar el despliegue de universidades privadas en España, un despliegue que no cesa sino que se refuerza cada vez más, con cada vez más universidades que abren y más solicitudes para las existentes, a pesar de suponer un desembolso que muchas familias no nos podemos permitir (mucho menos si hay que sumarle el coste de la residencia universitaria, para los que se mueven a otra ciudad). Y mientras, las universidades públicas, muy baratas, en crisis (una crisis de la que, por cierto, no creo que vayan a salir con la nueva Ley que no arregla los problemas fundamentales).

Y justo estos días se han publicado dos reflexiones que me han parecido muy interesantes, aunque no necesariamente esté totalmente de acuerdo con ellas: La de José Ignacio Castillo y la de Jordi Paniagua. Así que, como en otras ocasiones, he aprovechado estas dos buenas contribuciones para poner un poco en orden mi opinión al respecto. Por supuesto, no hace falta que diga (entiendo que ya lo sabéis todos) que yo trabajo en una universidad que se puede considerar asimilable a una privada (aunque técnicamente no lo sea).

Lo primero, creo, es tratar de entender bien la situación. ¿Qué hace que el modelo de las universidades privadas sea tan exitoso?¿Por qué los que se lo pueden permitir optan por la privada en lugar de la pública? Paniagua avanza algunas hipótesis, a las que yo añado alguna más.

Creo que, por encima de todo, hay dos razones principales para que los que se lo puedan permitir escojan una privada:

- La mayor empleabilidad asociada al prestigio de algunas de las privadas (no todas). Esto es particularmente importante en carreras no particularmente selectivas (como las de ciencias sociales, pero últimamente también incluso en ingenierías antiguamente selectivas y ya no), es decir, donde el contratador tiene que hacer mucho esfuerzo por identificar a los buenos candidatos. Si la universidad privada ya le ha hecho una parte del trabajo, es normal que la empleabilidad sea mejor. Esto se refleja muy bien en la figura 7 de Paniagua: en ingenierías hay más demanda pública, y también en artes y humanidades (en que como la empleabilidad es baja en todos casos, no compensa pagar el coste de la privada). El único punto interesante es que la pública siga liderando en ciencias, cuando podría ser otro campo de competencia de la privada...quizá aquí no compense el mayor coste de ofrecer estas carreras con el diferencial de empleabilidad que pueden ofrecer.
- Y la posibilidad de cursar una carrera como Medicina a la que no pueden acceder por las limitaciones de acceso de la pública. En el fondo esto también está relacionado con la empleabilidad, pero de forma discreta: la empleabilidad es similar, pero si no pasas la nota de corte, no puedes acceder a esos empleos...

Estas dos razones creo que también explican en gran parte ese debate sustitución/complementariedad del que habla Paniagua: en este sentido, creo que el que haya más matrículas nuevas en privadas que lo que baja la pública no necesariamente prueba nada...porque no tenemos contrafactual. ¿Se habrían matriculado en la pública los estudiantes de la privada, si hubiéramos tenido otras condiciones? No lo sabemos...pero de acuerdo con lo que he dicho antes, yo creo que hay menos complementariedad de la que parece. Por ejemplo, si las plazas de Medicina en la pública aumentaran, seguramente bajarían las matrículas en la privada. La complementariedad aparece sólo por restricciones no necesariamente justificadas en la pública. En el caso de ADE, seguramente si la empleabilidad fuera similar, también subirían las matrículas en la pública. Por tanto, la clave para ver si hay complementariedad o sustitución es la situación de la pública.

Y luego, hay otros factores que también creo que son relevantes:

- Cuando una universidad privada consigue prestigio (o cuando sus egresados se colocan bien, a veces por cuestiones no necesariamente relacionadas con su formación) se genera un círculo virtuoso por el cual los alumni contratan a los nuevos egresados. Es un círculo virtuoso frágil, pero que funciona muy bien mientras existe.
- Un elemento que creo que es muy importante es la gobernanza: las privadas son mucho más flexibles para crear nuevas titulaciones más adaptadas al mercado; tienen mejores conexiones empresariales (en ellas no se encuentra, afortunadamente, eso de "fuera las empresas de la universidad"); son también más flexibles en la gestión del personal...todo esto crea un sistema más ágil y adaptable, que evidentemente se recompensa.
- La creciente desigualdad económica es un factor que puede contribuir al crecimiento de las privadas: si los ricos son más ricos, tendrán dinero suficiente para esto; y además también buscarán más la diferenciación para sus hijos.
- En este sentido, las privadas ofrecen a muchos de estos jóvenes una burbuja similar a la de su colegio de origen, sin tener que enfrentarles a la diversidad de la pública (algo que a mí personalmente me parece uno de los factores más a favor de ésta).
- La calidad docente, o al menos la atención al alumno, también puede ser un factor de peso. Si en la pública se promociona a los mejores investigadores, lo que querrán es investigar todo lo que puedan, y hacer el menor caso posible a los alumnos (o a las empresas con las que colaborar). En este sentido, no creo que una mejor producción científica (o alternativamente el uso de rankings centrados en ella, como propone Castillo) pueda ser un buen criterio para mejorar la competencia de la pública, porque como ya he dicho alguna vez, eso sólo mide una parte de la misión de la universidad (la producción de conocimiento), pero no mide, e incluso desincentiva, la buena docencia y la buena transferencia a la sociedad, que también deberían ser esenciales.

Y luego, si nos ponemos de acuerdo en el diagnóstico, viene la propuesta de soluciones. Porque yo sí creo que algo hay que hacer: si hay tanta privada, si hay tanta gente dispuesta a pagar por mejorar la educación de sus hijos, es porque el sistema público no termina de funcionar bien. Y como es un sistema que pagamos todos (eso merecería otra entrada), creo que lo deseable es que funcione lo mejor posible, y que compita lo mejor posible (fair play, eso sí) con las alternativas. Y ahí, la clave, creo yo, es la gobernanza (justo lo que no termina de arreglar la nueva ley). Para que las públicas puedan competir con las privadas, la clave es que puedan flexibilizar sus modelos de gestión y asumir responsabilidades (por las que por supuesto habrá que pedirles cuentas): para contratar buenos profesores (y no sólo buenos investigadores), para impartir buenas titulaciones, para ajustar bien los números de admisión...Todo lo demás es accesorio, o inútil.

2 comentarios:

Ender dijo...

Yo tengo hijos que dentro de unos años podrán ir a la universidad, y observo con estupor el proceso al que se ven sometidos hijos de amigos míos: unas notas de corte en casi todas las carreras de universidades públicas (al menos las de Madrid) absurdamente altas (lo de medicina es surrealista), que sinceramente no sé a qué responden, y cuyo único objetivo parece ser el de empujarnos a todos a las privadas, a pagar unas matrículas altísimas a cambio de una calidad dudosa.
Porque la calidad media de las universidades privadas en España es más que dudosa. Salvo algunas de mayor tradición y prestigio, como ICAI, la mayoría de las otras parecen crecer como setas precisamente a la caza de rentas del que no entra en la pública por nota o para el que, como tú dices, no quiere mezclar a sus hijos con el populacho.
¿Tiene sentido todo este proceso??
Lo que dices de la mayor atención al alumno y la adaptabilidad al mercado de las privadas seguramente es cierto, pero nunca marcó la diferencia. ¿Es posible que ahora sí? No creo que sea sólo eso. Como tú mismo sugieres, si las notas de corte bajaran, la gente mayoritariamente volvería a la pública...

Pedro Linares dijo...

Gracias por la reflexión. Estoy de acuerdo en que hay dinámicas que no parecen tener mucho sentido, la captura de esos alumnos no admitidos en la pública es una de ellas. En cuanto a la mayor atención al alumno y empleabilidad: creo que esto sí es un factor cada vez más importante, por ejemplo las diferencias en la gestión de los alumnos durante la pandemia fueron muy importantes (y dispararon las solicitudes para las privadas).