lunes, 11 de mayo de 2020

Proyectos industriales para la recuperación verde

¿Dónde invertir los potenciales fondos de recuperación que lleguen a España, cuando esto empiece a arreglarse? El otro día decía que no necesariamente tendrá que ser todo renovables o vehículos eléctricos, como les gustaría a algunos: dependerá de cuánto empleo, ahora y en el futuro, seremos capaces de crear con estas inversiones. De dónde está la cadena de valor de cada producto o proceso, de cómo de competitivos podemos ser en el futuro (para que cuando se acaben las ayudas públicas no se acabe también el empleo)...Y siempre, por supuesto, compatible con la descarbonización.

¿Cómo aplicar esto a la industria?¿Hay oportunidades para invertir en proyectos industriales con estos fondos? Los proyectos industriales en los que se podrían emplear los fondos de recuperación deberían cumplir simultáneamente una serie de características:

- Ser compatibles con la estrategia de descarbonización a largo plazo
- Ser capaces de generar empleo y actividad económica a nivel nacional (es decir, que su cadena de valor esté situada en el territorio nacional) a corto plazo
- Formar parte de un sector con potencial de futuro, en el que España pueda ser competitiva de forma sostenible
- Ser adicionales: es decir, que no sustituyan inversiones privadas que se iban a realizar en cualquier caso
- Y estar listos para recibir la inversión y empezar a producir (shovel-ready)

La selección de estos proyectos requeriría de un estudio cuidadoso de carácter estratégico, que identificara los sectores con mayor potencial de creación de empleo...que no creo que esté hecho. Pero, en cualquier caso: un proyecto piloto que pruebe una nueva tecnología de producción, aunque pueda ser muy interesante de cara a la descarbonización, no necesariamente generará empleo en un volumen significativo, salvo que vaya asociado a una demanda de ese producto que sí genere ese empleo. Las inversiones en infraestructuras pueden generar mucho empleo, adaptado a las características de la economía española, pero pueden no ser compatibles con la descarbonización si no van dirigidas al cambio modal.

Por tanto, quizá pueda tener sentido buscar combinaciones de estos atributos, como por ejemplo:

- Proyectos de inversión en infraestructuras ferroviarias que faciliten el cambio modal, asociados a compra pública verde (hormigón bajo en carbono, acero bajo en carbono), que a su vez puede servir para promover un proyecto piloto de fabricación de estos materiales.
- La compra pública verde también podría asociarse a un proyecto de adaptación (defensas costeras o gestión de agua)
- Electrificación del transporte público (o de flotas públicas), bien mediante baterías o mediante pilas de combustible. Siempre que los vehículos anteriores estén al menos cercanos a su fecha de renovación, y que los nuevos vehículos se fabriquen en España.
- Inversión en proyectos de demostración de la cadena de hidrógeno verde. Pueden situarse en zonas de elevada demanda potencial (clústeres industriales como en Asturias), e incluir también la red de distribución local de hidrógeno.
- Inversión en cadenas de reciclaje de plástico, o de fabricación de bioplásticos en la industria petroquímica.

Los fondos también podrían usarse para movilizar inversión privada: por ejemplo, garantizando el precio de CO2 a futuro, mediante contratos por diferencias de carbono, si la empresa se compromete a realizar inversiones de reconversión (por ejemplo, en el sector siderúrgico o la petroquímica). Esta garantía puede reducir el coste de la financiación de la inversión, no sólo de la privada sino también de la pública.

En todo caso, como decía el otro día, este ejercicio no debería realizarse de forma sectorial, sino integrada en el conjunto de la economía española. Veremos en qué termina.

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