Un estudio de Lawrence Berkeley y NREL evalúa el ahorro que puede suponer la gestión activa de la demanda en los costes de operación del sistema, en términos de energía y también de flexibilidad. Sus conclusiones son similares a las que obtenía Adela: cierto ahorro, aunque no para tirar cohetes (un 0,6% de los costes de combustible, hasta un 26% de la demanda de reservas).
Pero en todo caso la clave es cómo de seguro es tirar de estos recursos. Cuando solicitamos a una vivienda reducir su consumo, ¿lo hará? Si están viendo el Madrid-Barça no lo tengo tan claro...Por eso una de los elementos fundamentales de este negocio es la estimación de los recursos de demanda. En esta misma línea, en MIT Tech Review cubren un artículo recientemente publicado en el que unos investigadores alemanes nos dicen que predecir el consumo individual de las viviendas es muy difícil. Eso se supone que haría complicado usar la respuesta de la demanda como instrumento de gestión. Pero es que creo que estos muchachos se equivocan de objeto de la investigación. Predecir un consumo individual será muy difícil, pero empieza a ser más fácil cuando empezamos a agregar a más consumidores: el volumen permite acotar el riesgo. Ahí es donde resulta clave la figura del agregador.
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