martes, 10 de julio de 2018

Más sobre espacios de trabajo abiertos

Cal Newport sigue dando vueltas a este tema, en esta ocasión citando un artículo que muestra resultados bastante negativos para los espacios abiertos. El estudio creo que hay que manejarlo con cuidado: muy puntual, y con algunos resultados bastante sorprendentes, y difíciles de entender. Pero es cierto que, si las cosas no se hacen bien, los costes pueden superar a los beneficios.

En este sentido, el viernes estuve con un investigador del SEI (de cuyas nuevas oficinas hablé hace tiempo) y me contó que él personalmente es de los que no están demasiado contentos con el cambio. No por la parte de diseño abierto y de interacción, que sí le parece bien, ni por la idea de juntarse por proyectos, que también, sino por dos cosas muy importantes:

- Una, la disponibilidad de espacios para trabajo concentrado (algo que Newport claramente apoyaría). Y es que, como en las oficinas de la Gates Foundation, hacen falta rincones tranquilos, agradables, donde uno pueda sacar trabajo que requiera concentración;
- Dos, un elemento que yo conocía, y es que usan "mesas frías", es decir, que lo de no asignar puestos fijos llega incluso dentro del proyecto (yo pensaba que cambiabas de sitio con el proyecto, pero dentro de eso sí mantenías el puesto). Y esto, claro, es un problema, porque implica perder tiempo en recoger la mesa al irse (o al llegar si el anterior usuario no lo ha hecho antes), y, si uno se dedica al modelado o la programación, a recuperar todo el proyecto en el ordenador (porque no necesariamente el trabajo se puede hacer en el portátil). Esto además parece que en SEI se combina con mesas muy pequeñas, pensadas para los que sólo trabajan con ordenador.

Dos temas claros a tener en cuenta si se quieren aprovechar los beneficios del espacio abierto.

ADD: En un blog posterior, Newport plantea una interpretación de los espacios abiertos en términos de signaling, y propone una forma distinta de hacerlo (coincidente en parte con lo que decía antes). Las dos ideas centrales me parecen estupendas:
What if, for example, they had soundproof pods where individuals and small teams could work with intense unbroken concentration, and these pods were then surrounded by common spaces that provided access to email terminals, coffee, and impromptu discussions?
Or, perhaps more conceptually, what if they could boast that their elite cognitive workers had no email addresses, but instead had access to Leo McGarry, chief of staff style coordinators who took care of the necessary but disruptive shallow tasks that infest so much of modern work — allowing them to focus deeply on producing extremely valuable output.

1 comentario:

Fernando Leanme dijo...

Ya he comentado sobre este tema, resumiendo: oficinas de espacios abiertos no han funcionado muy bien dónde yo he estado. Sin embargo la burocracia que lo apoya no quiere admitirlo, porque se ha gastado una enormidad de plata remodelando oficinas.