viernes, 20 de julio de 2018

Business Ethics, explicado por Santi

Santi sigue extractando su libro, y la entrada de hoy es particularmente recomendable. Me ha gustado particularmente su subrayado de que no puede haber dos éticas distintas, una privada y una pública o profesional.

Sólo un par de puntos me generan una cierta inquietud (o más bien ganas de quedar con Santi con unas cuantas cervezas para discutirlos):

El primero:
Corporations are not people. You may grant rights to them, and you may impose duties on them, but such rights and duties are, from an ethical perspective, legal fictions. There is no such a thing as a sentient, conscious, “mind of the corporation”, able to take decisions (apart from and distinct of those of its different executives, within their respective areas), and thus morally deserving praise or blame.
Totalmente de acuerdo, conceptualmente. Pero en la práctica, la gente se deja llevar por los comportamientos colectivos. Y, en ese sentido, yo sí creo que las empresas actúan muchas veces con criterios no necesariamente coherentes con los de sus ejecutivos, o sus accionistas, actúan con una especie de alma colectiva, no necesariamente consciente pero precisamente por ello mucho más peligrosa. Por lo tanto, creo que sí es bueno exigir responsabilidad a estos entes, y no sólo a sus ejecutivos o accionistas.

El segundo:

A rationalization facilitated by the way it is typically taught, in isolation from the rich ethical tradition from which it could benefit (expounded in my previous post). If you zoom in what are the responsibilities of corporations, and how to balance the demands of sustainability and profit maximizing, and then disguise your own lack of an adequate framework for even formulating the problem with a myriad of “cases” that can be argued one way or the other (and that end up transmitting that this ethical stuff is really complex and confusing and it doesn’t matter much what you end up deciding because for any outcome you can find someone willing to defend that it was the right thing to do). A fine way of training lawyers (again, that is where the case methodology originated), but not certainly one for developing ethical excellence in economics (or BA) students…
Creo que aquí Santi se pone un poco extremista. Y de hecho, se contradice con lo que dice en el último párrafo...El uso de casos no necesariamente lleva a que la respuesta sea el relativismo moral. Totalmente de acuerdo en la utilidad de conocer las grandes tradiciones éticas...pero el uso de casos ayuda a aterrizarlas, e incluso los casos pueden utilizarse para introducir estas tradiciones, la clave como siempre, está en la calidad del instructor y del material docente. Creo que Santi se deja llevar por el aparente poco éxito que tiene la enseñanza de la ética en la práctica profesional que vemos en las noticias, o incluso en nuestra vida diaria...y no tanto en una evaluación rigurosa de cómo influye la buena enseñanza ética en los profesionales (algo que de hecho estamos intentando promover desde Comillas).

El tercero:
Now, the peculiarity of business is, as I intimated in the opening of this section, that it is an institution devoted to the exchange of commodities.
 Esto reconozco que es un tema que me pone muy nervioso. Y es que estoy harto de escuchar que "el objetivo de la empresa es ganar dinero". Mentira. Eso es, parecido a lo que dice Santi, una racionalización que nos permite hacer lo que nos da la gana y aplicar todo tipo de criterios no éticos a su gestión. Y claro, por eso mucha gente utiliza esta definición. Tampoco su objetivo es comprar y vender cosas, eso es una definición muy estrecha, y con los mismos problemas de lo anterior. El objetivo real de una empresa, el que debería ser, y el que deberíamos esforzarnos en transmitir (yo al menos lo intento en mis clases) es crear valor para la sociedad. El ganar dinero es sólo un medio para ello, o una prueba (si las condiciones son las correctas) de que se está creando ese valor. Si una empresa gana dinero, o intercambia productos, pero no crea valor para la sociedad, no debería existir. Si lo hace, es por una anomalía que deberíamos eliminar.

2 comentarios:

Fernando Leanme dijo...

En general estoy de acuerdo contigo, sobre todo cuando mencionas la personalidad de las empresas. Yo he trabajado en proyectos enormes donde varias empresas formaban un consorcio. Y esos consorcios requieren que los participantes se pongan de acuerdo sobre multitudes de temas. Y pude ver tremendas diferencias entre empresas, cuyos empleados eran todos parecidos, se comportaban igual, etc. En un caso tuve que lidiar con una empresa racista, que me ponía tan mal que tenía que tomar un calmante antes de entrar en su edificio (estamos hablando de entrar vestido con traje y corbata, una samsonite, apuntarte como visitante, colgarte la tarjeta en el traje, y encontrarte con miradas hostiles y de desprecio por parte de la mitad de la gente que encontrabas en los pasillos y ascensores). Creo que puedo escribir un libro sobre el tema.

Por el otro lado, no veo como una empresa puede crear valor para la sociedad si no genera ganancias. Una empresa sin ganancias se va a la bancarrota a no ser que sea una empresa del estado que vive de un subsidio estatal. Entonces yo diría que el objetivo es ganar dinero en un negocio honesto, sin trampas, sin causar daño, tratando bien a la fuerza laboral, y así obtener un buen retorno para los accionistas, lo cual es darle valor a la sociedad.

Pedro Linares dijo...

Gracias, Fernando. Y disculpas por no haber respondido antes, pero es que desde hace un tiempo no me llegan avisos de los comentarios...A ver si lo arreglo este verano.

Respecto a tu segundo comentario: Yo no digo que una empresa no deba generar ganancias, por supuesto debe hacerlo para mantenerse. Lo que digo es que ese no debe ser un fin en sí mismo, sino un medio (necesario) para lograr su fin, que es crear valor.