En este periodo dediqué mucho tiempo a la literatura sobre la "dolarisación" de los efectos secundarios producidos por el utilizo de combustibles (externalidades). Existen diferentes técnicas para estimarlos, pero no existe una manera que permita calcularlos sin evitar fallos.
Eric A. Morris sugiere como los impuestos sobre las bebidas alcohólicas afectan el consumo final pero como esto varia de país a país. Hay que decir que la inclusión de precios externos en el consumo del bien no tienen como causa principal el hecho de disminuir el consumo de tal producto sino que el precio de este producto refleje una parte del coste que está escondida (los efectos secundarios). Primer punto: es cierto el aumento del precio tiene como efecto la bajada de la cantidad consumida. Segundo punto: medir este coste es más difícil cuanto más complejo sea el mercado y la ingeniería que lo caracterizan. Tercer punto: Los efectos secundarios podrían afectar población que no puede ser incluida en la redistribución de la colección de este precio externo. Un primer ejemplo es el mercado de capitales. Los efectos de la crisis han demostrado que las externalidades producidas por asimetrías informativas y otros fallos de mercado. La complejidad del mercado de riesgo rinde difícil la definición de precios. La solución más adecuada es la regulación.
Otro ejemplo, del cual me ocupo más directamente, es el transporte y el mercado de combustible. El economista
Ezra Klein, suportado por
Eric Loveday, recuerda cuanto sea difícil incluir todos los efectos producidos por el uso de combustible en el precio final.
Hace tiempo
David L Greene sugería que medidas regulativas tienen mucho más efectos que medidas fiscales cuando se trata de sistemas tan complejos como lo de la industria y mercado del transporte y de la energía. Yo me encuentro plenamente de acuerdo, aun que habría que encontrar un punto equilibrio entre las dos medidas.
3 comentarios:
Hay varias afirmaciones del artículo de Ezra Klein que me parecen discutibles, como que los atascos de tráfico sean una externalidad del uso del petróleo... pero sobre todo, discuto el hecho de considerar una externalidad negativa de la actividad un accidente industrial (refiriéndonos al vertido de BP)
Me gustaría saber vuestra opinión al respecto: está claro que después de un accidente industrial hay terceras partes afectadas, y que los usuarios del bien (en este caso los consumidores del petróleo) no van a pagar directamente estos costes (aunque sí la empresa que causó el daño)... pero a pesar de encajar en la definición de "externalidad", a mi me parece que se pervierte un poco el concepto: un accidente industrial es algo imprevisto y no deseado, de hecho es a menudo imprevisible: ¿tiene sentido considerarlo "externalidad negativa" de ésa industria en su conjunto? Yo entiendo que las externalidades se refieren más bien al "running business", como la contaminación asociada a la actividad, etc... Como derivada, tiene todo el sentido del mundo tratar de regular o tasar las externalidades de una industria, pero ¿cómo vas a regular, o poner un impuesto sobre algo imprevisible como un accidente industrial?
Gracias por la respuesta.
Mi opinión: el accidente industrial es una externalidad si los daños no se compensan. Si la empresa que causa el daño sí lo paga, entonces no lo es. Lo que pasa es que típicamente es difícil conseguir que una empresa pague todos los daños, especialmente en casos como este en que los daños son enormes y difíciles de evaluar bien. El hecho de que el accidente sea imprevisible y no deseado no influye en su consideración de externalidad, simplemente en que la externalidad tendrá que calcularse como un valor estadístico. Y no es tan difícil regular este tipo de externalidades, de hecho ya se hace con medidas como las de protección laboral (que tratan de evitar las externalidades en términos de pérdida de vidas o salud) u otros tipos de riesgo industrial. Incluso como dices podrías poner un impuesto que incentivara a las empresas a ser más seguras (aplicando más medidas de protección para evitar el impuesto).
Pero, entonces, si un avión de pasajeros se desploma en la Amazonia, causa un incendio que se descontrola y arrasa con miles de hectáreas de bosque, ¿lo consideraríamos una externalidad de la aviación comercial?
Otro ejemplo: la generación hidroeléctrica, limpia por antonomasia... si un día revienta una presa y arrasa con el ecosistema aguas abajo, ¿diríamos que eso es una externalidad de la generación hidroeléctrica en su conjunto?
Entiendo tu punto sobre el cálculo estadístico, pero en ese caso creo que mi argumento se refuerza: en el ejemplo del avión, su probabilidad de accidente es ínfima, por lo que multiplicada por los daños en la Amazonia posiblemente arroje una externalidad despreciable... Me atrevería a decir que en el caso de la plataforma de BP ocurre parecido: los daños son grandes, pero la probabilidad de que esto pase posiblemente muy baja...
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