miércoles, 3 de diciembre de 2025

Papeles de Energía: ESG, pobreza energética y descarbonización industrial

 En el último número de Papeles de Energía incluimos dos trabajos premiados en el último congreso de la AEEE, y el resumen del reciente Foro bp de Energía y Sostenibilidad. Como siempre, copio el editorial:

 


Un año más, en el marco de la colaboración entre Papeles de Energía y la Asociación Española para la Economía Energética, presentamos los trabajos premiados en su congreso anual por contribuir de mejor forma a difundir temas de investigación relevantes en materia de transición energética.

La Asociación Española para la Economía Energética (AEEE), fundada en 2004, es la filial española de la Asociación Internacional de la Economía de la Energía (International Association for Energy Economics). Está constituida por un grupo de profesionales del mundo académico, empresarial y de la administración que consideran que la ciencia económica tiene mucho que aportar al enfoque y solución de los problemas energéticos.

Su objetivo, coincidente en gran medida con el de esta revista, es generar debates económicos, poner en común a profesiones de la economía de la energía, y divulgar conocimientos en el campo de la economía de la energía. Y para ello se realizan diferentes actividades: un congreso académico anual, un mapa de investigadores, un boletín de revistas y de socios, así como jornadas técnicas sobre cuestiones de especial relevancia para el modelo energético. Los trabajos presentados en este número fueron seleccionados en el XX Congreso de la AEEE, celebrado en Bilbao en junio de 2025

En esta ocasión premiamos dos trabajos particularmente divulgativos, que ofrecen visiones accesibles de distintos aspectos de la situación en materia de energía y clima en España: la utilización de indicadores ESG, y la pobreza energética.

En primer lugar, Alberto López Rivas, Fernando De Llano Paz, y Paulino Martínez Fernández, de la Universidad de La Coruña, analizan la probabilidad de incumplimiento del riesgo de crédito frente al cambio climático. Frente a una tendencia creciente en contra de la ESG, impulsada en parte desde EEUU pero también apoyada en algunos sectores europeos, López et al defienden que, ante un aumento de la probabilidad de incumplimiento crediticio asociada al cambio climático, los indicadores ESG pueden reducir la vulnerabilidad financiera y promueven una asignación de capital más resiliente.

Los autores revisan la literatura acerca del impacto de los riesgos físicos y de transición asociados al cambio climático: resumen los principales informes de los bancos centrales, y también estudios académicos. Los estudios analizados en su trabajo apuntan a un consenso generalizado sobre la necesidad de integrar los riesgos climáticos en la planificación financiera y la regulación macroprudencial. También señalan la conveniencia, por un lado, de contar con políticas climáticas ordenadas que reduzcan el riesgo de transición, y de desarrollar métodos avanzados de evaluación de riesgos. Estos aspectos serán fundamentales para la resiliencia del sistema financiero europeo.

López et al también señalan la necesidad de avanzar en los modelos de análisis, en particular mediante la introducción de nuevas variables como la situación geográfica. También indican que sería deseable que este tipo de análisis se hicieran desde organismos públicos como el Banco de España, ya que daría más rigor a los resultados. Los autores concluyen con la necesidad de concienciar a las entidades financieras de la importancia de incluir criterios ESG para protegerse frente a los riesgos del cambio climatico, y también para promover decisiones empresariales más responsables con el medio ambiente.

En el segundo trabajo premiado, José C. de los Riscos, Leticia Blázquez, y Juan A. García, de la Universidad de Castilla-La Mancha, analizan en qué medida las distintas regiones españolas han implantado políticas contra la pobreza energética, y los resultados obtenidos en cada una. El trabajo es particularmente relevante dada la responsabilidad de las regiones en la implantación práctica de muchas políticas contra la pobreza energética.

El trabajo presenta en primer lugar una visión de la evolución de la pobreza energética en España desde 2010, por regiones, midiendo la dificultad de calentar la vivienda o los retrasos en el pago de las facturas. El primero de estos indicadores ha aumentado en los últimos años, principalmente desde 2021. El segundo se ha mantenido más estable, predominando en las regiones del sur (típicamente con menor renta).
A continuación, los autores agrupan a las distintas regiones en grupos homogéneos, para lo que discriminan en función del porcentaje de consumidores vulnerables que solicitan el bono social eléctrico (lo que de alguna forma indica el apoyo administrativo a este trámite), y el porcentaje de presupeustos que se dedican a la rehabilitación y ahorro energético. En ambos aspectos hay variaciones significativas entre las comunidades autónomas españolas.

Sus resultados indican la existencia de tres grupos, que los autores denominan: desmotivados, orientados al bono social, y diversificados. El primero representa el 70% de la muestra, e incluye comunidades que realizan esfuerzos limitados para combatir la pobreza energética. Son en general regiones cálidas, con menor gasto energético, y con alta población rural. Es también el grupo con peor desempeño en los indicadores de pobreza energética. El segundo grupo representa el 18% de la muestra, y tiene un compromiso importante con el bono social. Son regiones frías, con el mayor gasto energético, y con la población rural más elevada. El tercer grupo se caracteriza porque las regiones se esfuerzan tanto en la aplicación del bono social como de políticas de eficiencia, logrando además mejoras en los indicadores de pobreza. Sin embargo, es el que tiene peor tamaño. Además, aunque en 2010 los grupos estaban equilibrados, el grupo 1 ha ido además creciendo de tamaño con el tiempo, mientras que el segundo ha ido perdiendo peso, igual que el tercero.

Los autores concluyen que habrá que seguir esforzándose tanto presupuestariamente como en términos de acceso de información y acceso a las ayudas contra la pobreza energética; y subrayan que las administraciones públicas de todos los niveles tienen una responsabilidad compartida en hacer efectivas estas políticas.

Finalmente, y como tercer trabajo de este número, presentamos el resumen de las conversaciones que tuvieron lugar en el Foro bp de Energía y Sostenibilidad celebrado en la Universidad Pontificia Comillas el 28 de octubre de 2025, y que tuvo como tema “Implicaciones geopolíticas de la descarbonización industrial”. Este es otro asunto de gran relevancia para la transición energética: la industria es posiblemente el sector más complejo de cara a su descarbonización, por sus evidentes repercusiones en la competitividad y el empleo. Así, es difícil imaginar que se pueda producir una transición energética sin mantener empleos y competitividad exterior de las economías europeas. De hecho, ya comenzamos a ver cómo, en la medida en que no se terminan de materializar algunas de las promesas iniciales, el apoyo social se erosiona, algo qe lo que evidentemente contribuye el auge populista.

Es fundamental por tanto desarrollar estrategias y rutas que permitan, en el actual contexto global fragmentado, descarbonizar las economías europeas de forma competitiva. Todo ello lleva necesariamente a recuperar las políticas industriales, y también a replantear las políticas comerciales europeas. En el Foro, celebrado a puerta cerrada, participaron representantes de la industria, la administración y la academia, que reflexionaron sobre tres ejes: las implicaciones geopolíticas, las amenazas y oportunidades para el sector industrial español, y las políticas públicas españolas en el marco europeo.

Agradeciendo de nuevo a todos los autores su participación, animo a los lectores a que profundicen en estos análisis tan relevantes para el diseño de la transición energética en España.
 

 

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