Justo la semana pasada contaba a mis alumnos del máster sobre valoración contingente, y ahora sale este número del JEP (con acceso libre) con una discusión acerca de esta técnica para medir valores ambientales. Como sabréis algunos, la VC consiste en preguntar directamente a los agentes por su disponibilidad a pagar o aceptar frente a un cambio ambiental.
Se ha utilizado bastante (con un uso especialmente prominente en los vertidos de petróleo), más aún porque es la única técnica de valoración ambiental que permite recoger los valores de no-uso, pero evidentemente presenta muchos problemas, fundamentalmente sesgos en las respuestas. Hay formas de evitar estos sesgos (hay un famoso blue ribbon panel al respecto que presidió Arrow, nada sospechoso de veleidades ambientalistas), pero claro, nada es perfecto. Así que la discusión es si estos valores son mejores que nada, o si mejor no usarlos.
Yo siempre he defendido que es mejor tener algo, porque si no, la alternativa es darle un valor cero o infinito, y eso no nos lleva muy lejos. En ese sentido, no estoy muy de acuerdo con lo que dice Hausman (al que por otra parte siempre he admirado por sus trabajos sobre eficiencia): el que las preferencias no sean estables no es un problema de la VC, es consustancial a la naturaleza humana. Otra cosa es que sea conveniente suponer estabilidad de preferencias para poder sacar funciones de demanda (justo lo que hace Hausman). Pero creerse que las preferencias son estables es ser un iluso. Su segundo argumento es que hay grandes diferencias entre la WTP y la WTA. Pues claro. Lo que decía Hanemann de que idealmente coincidían no hay quien se lo crea en la práctica. Pero eso, de nuevo, es una circunstancia de la realidad, y es bueno que esta técnica lo recoja. Finalmente, lo del embedding: pues claro que los resultados dependen del contexto, como cualquier otra cosa. Por citar un caso tratado por Hausman, no estaré dispuesto a pagar lo mismo por un aire acondicionado más eficiente si estoy en crisis que si no lo estoy, si vivo en un sitio templado o en otro cálido...Vamos, que los argumentos de Hausman no me valen. Y a Whitehead tampoco.
2 comentarios:
Hola
Sólo quería decir que gracias por seguir con el blog. Me da la impresión de que somos muchos los que lo siguen aunque no comentemos.
De paso voy a decir algo de la entrada. Para mí el problema no es la VC. Si la VC nos da un rango de valores posibles, bienvenidos sean. Sí me parece un problema el tomar una decisión sólo teniendo en cuenta unidades monetarias. Creo que hay otras unidades de medida más adecuadas para otros aspectos de la vida, y que las decisiones deben tomarse teniendo en cuenta diferentes aspectos, medidos cada uno en su unidad relevante.
Para tomar una decisión utilizaríamos una matriz en la que en las filas tengamos las diferentes opciones y en las columnas diferentes aspectos. Ejemplo: viajar Madrid Santander. Opciones: coche, autobús, tren, avión. Aspectos a tener en cuenta: coste monetario, tiempo, emisiones y comodidad. Cada aspecto lo medimos en sus unidades, sin tener que ser todas cuantitativas. El coste monetario lo medimos en euros, el tiempo en horas, las emisiones en kg equivalentes de CO2 y la comodidad en: mucho, normal y poco.
Una vez hecha nuestra matriz, debatimos y decidimos. Evidentemente hay que ponerse de acuerdo en qué aspectos vamos a tener en cuenta y cómo vamos a medirlos.
Lo dicho, muchas gracias por seguir publicando cosas y mantenernos informados.
Pedro Olazábal
Gracias por el comentario y por los ánimos! Comparto lo que dices de que efectivamente la decisión no debe tomarse exclusivamente en base a medidas monetarias, sino más bien en un contexto multicriterio. Pero esto también tiene otros problemas de los que podríamos estar hablando mucho tiempo...aunque yo sí lo he defendido muchas veces para entornos reducidos de decisión.
Publicar un comentario