Hace unos días me enviaron este Manifiesto científico por la emergencia climática, para que lo firmara. Pero, después de darle unas cuantas vueltas, no lo voy a firmar, porque no estoy totalmente de acuerdo con lo que se dice. Es lo malo que tienen los textos cerrados, que no se puede matizar...pero lo bueno que tienen los blogs es que sí se puede explicar qué me gusta y qué no me gusta del manifiesto.
Estoy totalmente de acuerdo en que estamos viviendo ya las consecuencias del cambio climático que hemos creado con nuestras emisiones de combustibles fósiles. Estoy absolutamente de acuerdo en que necesitamos reducciones de emisiones de CO2 "rotundas...y en todos los sectores" (inmediatas, más matizable). También coincido en la importancia de la adaptación, y en la colaboración y transferencia tecnológica hacia el Sur Global. Y por supuesto en lo imprescindible que es contar con estrategias no partidistas, ambiciosas y de largo plazo.
Pero no estoy de acuerdo, por ejemplo, en que el PNIEC esté todavía lejos de los objetivos climáticos necesarios. Creo que la reducción del 23% que se plantea para 2030 es muy, muy ambiciosa. De hecho, dudo que la consigamos si seguimos como vamos. Por tanto, aumentar este nivel de ambición no es demasiado sensato, en mi opinión, si no va acompañado de lo que suponen. Poner objetivos es fácil y barato. Lograrlos, no tanto.
Dicho lo cual, y precisamente por eso, sí estoy de acuerdo en que necesitamos políticas valientes y claras. Para empezar, para cumplir los objetivos que ya tenemos, que sin políticas, sólo con despliegue de renovables o autoconsumo, no conseguiremos. Pero esas políticas no pueden ser sólo quitar las subvenciones, o favorecer el ferrocarril. Ya sé que los autores las mencionan como ejemplo, pero yo hubiera escogido otros más ilustrativos (quizá más basados en nuestro inventario de emisiones, para entender dónde están de verdad los retos). La apuesta por la eficiencia energética es efectivamente esencial. La electrificación de los usos energéticos es importante, pero no nos dará por sí misma las reducciones que necesitamos, sobre todo en la industria. Y sobre las inversiones "menos atractivas económicamente"...lo que hay que hacer es crear las condiciones para que lo sean. Por ejemplo, con mercados para el almacenamiento. En cambio, si las redes inteligentes no son atractivas económicamente, ¿para qué las queremos?
Pero, y aquí empiezo con la lista de lo que me gusta menos, me faltan las actuaciones que necesitamos de verdad, las efectivas: fiscalidad para el transporte, señales claras para usar menos el vehículo privado (no sólo en las ciudades), rehabilitación de vivienda y nuevas viviendas casi pasivas (esta está de alguna forma en el comentario sobre eficiencia), inversiones para la descarbonización de la industria, activación de una verdadera economía circular (que desincentive el uso de materias primas)...¿Por qué no se incluyen?¿Porque son las que son complicadas, o las que suponen sacrificio?
Y, sobre todo, lo que más me chirría es lo de que "las inversiones iniciales no deben recaer sobre los hombros de una ciudadanía ya exhausta"...¿entonces, sobre quién deben recaer?¿Quién paga lo que hay que pagar?¿El Estado? Pero, ¿el Estado no somos todos? Por supuesto, habrá que cuidar a los vulnerables seguramente no haga falta cuidar tanto a los que se están montando autoconsumo o comprando coches eléctricos...
En resumen: no estoy de acuerdo en que tengamos que aumentar nuestra ambición climática sin saber cómo vamos a pagarlo, o cómo vamos a hacerlo de verdad. Y mucho menos en transmitir este mensaje a la ciudadanía, porque crea las señales equivocadas: la culpa es de los políticos, o de las grandes empresas...sí, por supuesto que hay muchos intereses que impiden avanzar...pero el primero de ellos es que esto no es un camino de rosas, exige sacrificios (totalmente justificados), y si lo único que hacemos es pedir y no dar...
El mensaje que me parece especialmente relevante para los políticos, y para la sociedad, es: Si queremos reducir nuestras emisiones y cumplir con los objetivos que tenemos, hay que empezar ya con las políticas de verdad, no con las "bonitas". Tenemos que empezar ya con las políticas que duelen, porque estas hay que irlas implantando despacio y con señales de largo plazo, para que duelan menos.
Por supuesto que esta transición generará oportunidades, pero para eso también hace falta hacer cosas adicionales (invertir en innovación o en política industrial, no sólo pedir reducciones). Y también generará perdedores, a los que habrá que proteger.
Y esto tenemos que explicarlo bien (para tratar de evitar percepciones equivocadas como estas)
y tratar de hacerlo en el marco de una política de Estado. Si lo único
que hacemos es poner objetivos bonitos, pero luego no los cumplimos, lo
único que haremos será generar frustración y rechazo.
En unos días se publicará el borrador de la revisión del PNIEC. Ojalá tenga en cuenta todo esto (aunque me temo que no lo hará).
2 comentarios:
Valiente y honesto por tu parte, Pedro, y te felicito por ello, porque es muy difícil mantener esa integridad e ir contra corriente... algunos te colocarán inmediatamente en la lista de los negacionistas, lo cual es doblemente fastidioso, porque los que te leemos sabemos que no es así.
La transición energética no es fácil ni barata, es fácil hacer manifiestos y como ciudadano, decir que estás a favor, pero luego seguir con el coche, comprando dos manzanas envueltas en plástico y consumiendo y desperdiciando sin medida. A favor del bien, por supuesto, pero a mi que no me afecte...
Cuanto antes la sociedad entienda que este cambio traerá sacrificios, y se le expliquen bien unos cuantos números básicos, mejor nos irá, pero no veo que nadie lo esté haciendo (no los políticos, desde luego, y poco o nada los medios).
Muchas gracias, Ender. Un lujo tener lectores como tú. Es cierto que algunos no lo entenderán, de hecho algún buen amigo me recomendó no publicarlo...pero creo que este debate es imprescindible y no se puede simplificar como bien dices.
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