martes, 13 de noviembre de 2018

A vueltas con los límites al crecimiento

Muchas gracias a Juanjo Sánchez por ponerme al tanto de una discusión (poco civilizada por una parte, la verdad) entre Michael Liebreich y Tim Jackson, muy cercana a temas que he discutido en las reseñas de estos dias de Jackson y Raworth (este viernes), y a las reseñas sobre el premio Nobel de Economía este año, con el que, evidentemente, está muy relacionado.

Sinceramente, me da mucha pena ver cómo gente tan inteligente sufre también las consecuencias de la polarización generalizada de la sociedad, la ideologización de cualquier tema. Yo siempre he valorado mucho las ideas y las opiniones de Michael Liebreich. Me ha parecido siempre un tipo inteligente y visionario. Y de hecho comparto con él algo de lo que dice en su artículo. Yo tampoco entiendo cómo la gente aún sigue defendiendo el Informe Meadows. Claramente, el informe minusvaloró la capacidad de innovación de la humanidad, y la posibilidad de sustituir los recursos que se iban agotando. Y no lo digo sólo por el resultado de la famosa apuesta de Simon contra Ehrlich, que, como sabemos, fue más bien resultado de la casualidad que de otra cosa.

Pero tampoco consigo entender la cantidad de cosas muy cuestionables que dice Liebreich en su artículo, como cuando afirma que no hay absolutamente ningún límite al crecimiento. Eso, creo, es tener demasiada esperanza en conseguir siempre un volumen ilimitado de energía solar (para sostener el reciclado infinito de los materiales), algo que no parece estar muy en línea con lo que dicen los investigadores del sol (bueno, salvo que Liebreich crea en serio eso de que vamos a colonizar Marte y cosas Muskianas parecidas). De hecho, es curioso que Liebreich mencione el Nobel a Nordhaus como ejemplo de sus creencias…es cierto que fue Nordhaus uno de los que apuntó los problemas del Informe Meadows, pero también que ha sido pionero en recordarnos el freno al crecimiento que suponen las emisiones de CO2 y el cambio climático asociado (como el mismo Liebreich cita). Más sorprendente aún, que mencione a Kuznets y su curva como evidencia del credo neoliberal (cuando nadie ha encontrado evidencia de la EKC para el CO2), o más todavía, a Ostrom como icono de esta ideología!!

Sus argumentos (no muy claros, eso sí) acerca de los beneficios del libre comercio también se sostienen con alfileres…el otro día precisamente Jing Meng, de Cambridge, explicaba en un seminario las emisiones embebidas en el comercio, y son muchas…Creo que no es justo pues que cite al Reino Unido como ejemplo del desacoplamiento entre emisiones y PIB (gracias la deslocalización y a la importación). Y eso ya sin entrar en los problemas de la globalización...

Y finalmente, no entiendo la obsesión de Liebreich con los enemigos del crecimiento, cuando él mismo habla al final de que la obsesión por el PIB es incorrecta, y que es mejor hablar del bienestar en términos más amplios...

Así que, claro, no me extraña que Tim Jackson (del que además se mofa Liebreich) reaccione con virulencia (aunque con elegancia). Y no creo que sorprenda que diga que, a pesar de mi reseña no demasiado positiva (aunque no tanto de las ideas) de su libro, y a pesar del valor que siempre he dado a la innovación, en este caso esté más de acuerdo con Jackson que con Liebreich. Además, me encanta la cita del final, una de las mejores canciones de la historia

En todo caso qué pena que tanta inteligencia, en lugar de buscar el diálogo y el acuerdo, se malgaste en peleas tan estúpidas y sesgadas…

NOTA: Tim Harford parece situarse del lado de Liebreich, aunque creo que es algo más prudente en sus valoraciones. Algo más de prudencia y menos exuberancia le hubiera venido mejor a Liebreich, creo yo, para defender mejor sus argumentos.

1 comentario:

Fernando Leanme dijo...

Como soy ingeniero y no un economista, no me dedico a leer a Liebreich y esos señores que lo critican. Mi impresión es que somos muy ingeniosos, y que ese ingenio encuentra un terreno mas fertil en un sistema capitalista liberal donde individuos pueden crear empresas y tener mucho exito o fracasar sin estar controlados por una burocracia del estado (la excepción puede ser en el desarrollo de armas, donde los gobiernos capitalistas pueden caer en el mismo hueco que los gobiernos socialistas y gastar dinero en tecnologias obsoletas para mantener empleo).

Pero el ingenio tiene que correr rápido para estar por delante del limite de recursos. Y no tenemos la garantia de que esa carrera se pueda ganar. Sobre todo cuando vemos tanto mal gobierno, corrupción, guerra, y conflictos sin sentido. Un ejemplo clásico de destrucción masiva por un gobierno completamente irracional y ladrón es Venezuela. Pero eso no es unico, simplemente es el peor. El caso de Alemania cerrando plantas nucleares para construir plantas que queman carbon que dicen no quieren utilizar es algo increible. La invasión de Iraq fue verdaderamente irracional, y la proliferación de la corrupción en Rusia y Ucrania no se entienden, dado que son gente inteligente que deben tener mas sentido comun. Y ese problema de mal gobierno puede hacer que se pierda la carrera. Y una vez que los limites de recursos nos alcancen (si lo hacen) el canibalismo va estar de moda.