La semana pasada murió Kahneman, un gigante de la ciencia de la decisión (junto con su amigo Tversky, que por morir antes no recibió el Nobel), y un tipo lo suficientemente humilde como para reconocer sus errores (como su creencia inicial en el priming), algo que como sabéis aprecio especialmente en la academia. Alguna entrada seleccionada para recordarle.
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