Max Aufhammer y sus colegas acaban de publicar un artículo muy interesante, porque analiza el impacto visual de la eólica en EEUU, a través de su impacto en los precios de la vivienda. Los estudios que había hasta ahora eran mucho más puntuales y difíciles de extrapolar (la cifra que recuerdo yo era 2€/MWh, sería interesante contrastarla con los resultados de Max...).
Con mucho trabajo por detrás, encuentran que:
- el impacto es generalmente pequeño (un 1% de media) y desaparece con el tiempo. Esto evidentemente son buenas noticias. Pero:
- como no podía ser de otra forma, el impacto es muy variable, y llega al 8% en algunos sitios. Es decir, que no basta decir que el impacto es pequeño y listo: sigue haciendo falta cuidar mucho dónde se ponen (evidentemente no sólo por esto, sino por el resto de impactos de la eólica)
- me parece particularmente interesante (aunque nada sorprendente) que los efectos sean mayores en las comunidades más ricas y urbanas. Cuidado con esto, porque puede llevar a que, como en tantas otras cosas, al final quien se coma el marrón sea la comunidad más pobre y rural. Tampoco es sorprendente que las comunidades republicanas se vean más afectadas: uno siempre acepta mejor el impacto de lo que considera más válido. El problema de todo esto es el free-riding asociado al NIMBY: no pongo las turbinas cerca, pero me beneficio de su efecto. Hace falta un buen sistema de compensaciones (los precios nodales o zonales podrían ayudar) para que las comunidades que acepten este tipo de desarrollos se beneficien más que las que no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario