Parece que se confirma alguna de las claves que adelantábamos acerca de uno de los posibles efectos de la pandemia: la gente abandona el transporte público, y compra vehículos muy baratos (y muy viejos, y muy contaminantes) para satisfacer sus necesidades de movilidad. Si se aficionan a usarlos, la bajada de la contaminación local puede deshacerse y volver con un rebote importante....salvo que se diseñen políticas de sustitución, focalizadas justo en estos colectivos.
Y el problema es que el MOVES III, presentado con tanto bombo, no soluciona bien esto:
- La ayuda al achatarramiento no es muy significativa: 2.500 euros adicionales. ¿Elegirá la gente achatarrar, o quedarse el coche viejo?¿Achatarrarán sólo los que ya no se usan?
- Y, sobre todo, no veo condicionalidad por renta. La única indirecta es el límite al precio máximo del vehículo. Pero nada impide que esta ayuda vaya con carácter predominante a los que más cambian de coche, lo más ricos. Justo los que no compran el cacharro de segunda mano que contamina más.
No parece pues que el gobierno esté aprendiendo de errores pasados...
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