Y es que a mí me parece peligroso caer en lo segundo, desde lo primero. Porque en el momento que uno se compromete con una determinada posición ideológica puede poner en riesgo su rigor como investigador. Yo siempre he pensado que un investigador debe cuestionarse absolutamente todo, no por cinismo o por polemizar estérilmente, sino por permitir el avance de la ciencia. Si no, ¿cómo podrían ir cambiando los paradigmas, como nos dice Kuhn? Un investigador no puede creer en dogmas que le encorseten, ni respetar excesivamente la autoridad que mantiene el status quo, ni siquiera creerse por encima de todo la teoría en la que basa su trabajo.
En este sentido, me dejó bastante inquieto algo que leí este verano acerca de la Investigación Acción Participativa. En el libro en que lo leí defendían este enfoque para las ciencias sociales, argumentando que el partir de presupuestos ideológicos permite avanzar más. Yo, sinceramente, creo que es bueno por supuesto entender las consecuencias de la investigación, y permitir la participación de los sujetos investigados, porque no pueden ser simplemente peones para nuestros juegos investigadores. Además, estos sujetos investigados poseen también conocimiento crítico del tema a investigar que puede mejorar mucho nuestra investigación (un ejemplo es lo que nos contó Theresa Betancourt el pasado verano en Comillas). Pero de ahí a defender que los presupuestos ideológicos mejoran la investigación, en lugar de sesgarla (que es lo que yo creo que puede pasar), me parece que hay un trecho.
Un buen ejemplo, en cambio, de la libertad del investigador, es la historia que cuenta Gladwell en este podcast sobre Ivan Frantz, autor de un importante estudio sobre dieta y enfermedades coronarias, y que fue desmontado gracias a su propio hijo. Esta parte del podcast me parece espectacularmente demoledora:
Ivan Frantz had a set of beliefs, opinions [based on his research..]. But Ivan Frantz's foundational principle was humility. He was fully prepared to accept at any given moment that his beliefs might not be right, and that he might not know the answer. In helping to prove his father wrong, the son was upholding his father's memory.Por supuesto, esta libertad no sólo puede coartarla los propios dogmas, sino también los de otros que financian la investigación. De nuevo, y como digo yo en mi web, es difícil liberarse de esta presión, sobre todo los que tenemos que financiar nuestra investigación con fondos externos. Pero hay que luchar contra ella, desde el valor que aporta a la investigación de verdad el rigor y la independencia. Esta científica patrocinada por Exxon nos recuerda la importancia de tener esto presente:
Why did he do that? Because he understood that in pushing the science forward in defiance of ego and preconception he was upholding the principles by which his father had lived. There is something impossible beautiful about that act.
It may be easy to point a finger at others, but when it happens to us, the choice might not seem so clear. Which is most important – the benefit of the research and education, or the rejection of tainted funds?Al final, es muy difícil dictar reglas precisas y estrictas que pretendan cubrir todas las posibles situaciones. Quizá caeríamos en los mismos prejuicios que queremos eliminar. Mejor, creo yo, tratar de regirnos, tanto en nuestra investigación, como en las posibles actividades de advocacy, por códigos éticos sencillos pero poderosos.
What are we as academics to do? In this open and transparent new publishing world of ours, declaration of financial supporters is both important and necessary. Some would argue that a funder, however loose and distant the ties, casts a shadow over the resulting research. Others would respond that the funds can be used for good. Which carries the greatest weight?
Porque, para concluir, yo no digo que los investigadores no debamos hacer advocacy. Sólo que debemos hacerla de otra forma, distinta de los que se dedican a ello exclusivamente desde la ideología, para lo bueno (más credibilidad) y para lo malo (seguramente menor efecto mediático). Como dice Ariel Rubinstein en su libro Economic Fables:
I would like to start with what I believe every academic should do when appearing in public, especially when speaking about political and controversial issues – to clarify the extent to which he is incorporating his professional knowledge in his remarks, whether he is expressing views with the authority supported by academic findings, and what part of his comments are nothing more than his personal thoughts and opinions.
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