Esto ya se lleva un tiempo comentando en la web (yo lo había blogueado muy brevemente), de hecho hace poco salió un informe sobre los beneficios de reducir este tipo de contaminantes, y claro, al ser estos beneficios mucho más a corto plazo (y por tanto no afectar tanto la tasa de descuento), y también porque muchos de estos beneficios son directamente sobre la salud, las cuentas salen mucho mejor. Además, la tecnología para reducir este tipo de compuestos está mucho más disponible. En el fondo esto me recuerda mucho a la comparación que se hace siempre entre el protocolo de Montreal y el de Kyoto, por qué uno fue efectivo y el otro no. Bueno, pues creo que este tipo de acuerdo se parecería mucho al de Montreal. Vamos, que es mucho más fácil llegar a un acuerdo, y por tanto los esfuerzos para ello son más rentables (y más atractivos para los políticos), tal como decía hace poco en una entrada sobre Durban:
La segunda razón es que, según la lógica de las negociaciones internacionales, uno sólo se embarca en un compromiso de este tipo si cree factible conseguirlo (de ahí el éxito de Montreal sobre la capa de ozono). Y eso supone que los posibles acuerdos serían por fuerza muy ligeritos (tipo Kyoto), como ya nos avanzaba el Nobel Tom Schelling hace más de 20 años. En cambio, un acuerdo no vinculante puede animar a los países a tratar de reducir más, sabiendo que si se equivocan no tendrán que pagar por ello (claro, también pueden brindar al sol, sin ningún convencimiento).
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