miércoles, 25 de noviembre de 2020

¿Es viable el decrecimiento?

Tras reseñar la entrada de Xavi me quedé dándole vueltas a la viabilidad del decrecimiento. Esto, como he dicho alguna vez, es un tema muy complejo, y para el que todavía no he encontrado una solución satisfactoria (véanse mis reseñas de Raworth o Jackson, por ejemplo). Mi problema fundamental es entender cómo funcionaría una economía de estado estacionario: ¿cómo se impide que la economía crezca?¿con señales económicas, o con una economía planificada?¿cómo se logra el nivel de redistribución necesario sin frustrar y sin desmotivar a muchos?¿cómo se acepta la idea de que, si la economía no crece, los salarios tampoco?¿cómo se encaja eso con el (legítimo) deseo de mejora económica y social? Muchísimas preguntas, para las que no tengo respuesta, y que por eso me hacen cuestionarme cómo de viable es la idea...

Otro problema, por supuesto, es cómo encajar el crecimiento de la población, algo incompatible con este tipo de economía...aunque eso sí creo que puede lograrse con el tiempo, tal como muestran muchas proyecciones de crecimiento demográfico.

7 comentarios:

Alvaro Lopez-Peña dijo...

Sin duda Pedro, esta es una de las grandes preguntas de nuestro tiempo, de las más difíciles

Vintage Rocker dijo...

No sé si es viable o no, lo que veo muy claro es que es inevitable. Las experiencias históricas (oeste de Europa del S III al VIII, seguramente España del S XVI al XIX) no dejan ser optimista, la mayoría de la sociedad sufre bastante y el nivel de vida tanto material como cultural se resienten (aunque siempre hay una minoría para la que mejoran) pero la curva de Henry Adams viene indicando que eso es lo que nos espera en Europa, USA, Japón, Canadá y no tengo muy claro si Australia (la primera señal de la decadencia social y cultural es la reducción en la energía disponible per cápita, y en eso estamos desde finales del siglo pasado).

Al resto del mundo, afortunadamente para ellos, les queda aún bastante por crecer.

Diego G. dijo...

Buenas Pedro.
Me están resultando muy interesantes estas últimas entradas sobre decrecimiento.
Sólo comentar rápido un análisis de hace unos meses de una economista finesa sobre el modelo de equilibrio de von Neumann para el decrecimiento.
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0959652619344324

Una parte del decrecimiento que me cuesta asumir es lo que implica de planificación, en el sentido duro, interventivo, no de modelado. Después de una serie de preguntas me quedo pensando en si todo se traduce en la presión del crecimiento poblacional (global en general o anisotropicamente hablando) vs. la "eficiencia" del sistema humano (en lo que a su relación de explotación de recursos se refiere para mantener lo que consideremos que es el "bienestar").
¿Será el futuro deseable un bienestar menos bienestable? ¿Pasa el decrecimiento por hacer más ejercicio y ser más estoicos? Y si la respuesta es que sí, ¿cómo nos autoimponemos ese esfuerzo personal desde lo colectivo?
Generalmente tiendo a pensar en que la "anisotropía humana", esa diferencia de bienestares según países o civilizaciones, me hace creer que el primer mundo es un espacio de decadencia que reflexiona sobre lo que le aboca a su fin, mientras que el segundo y tercer mundo son lugares de crecimiento sin esa decadencia. En línea un poco con lo que comenta Vintage Rocker.
Un asunto muy interesante del que se podría hablar horas y horas...

Saludos
Diego García

Pedro Linares dijo...

Gracias a todos por los comentarios, efectivamente este es un tema que da para mucho como dice Diego. Sólo un par de aclaraciones:
- Yo por ahora me refiero más del crecimiento económico que del de la población, que creo que se rige por dinámicas mucho más fuera de nuestro control. Aunque evidentemente los dos factores son relevantes, creo que lo duro es encajar el decrecimiento económico.
- Y sí, creo que la clave es encontrar un bienestar menos basado en el consumo, claro...y la pregunta del millón es cómo se consigue esto.

Vintage Rocker dijo...

Pero Pedro, las dinámicas para hacer crecer la economía están tan fuera de nuestro control como las necesarias para hacer crecer (o decrecer) la población! Ahí está China, que tras levantar las restricciones al número de hijos por familia sigue experimentando un crecimiento demográfico tan anémico como antes, porque si la razón dominante te dice que la vida buena, la vida que merece la pena vivirse, pasa por tener el coche más caro, la casa más grande y por mostrar en Instagram las vacaciones más lujosas, a ver quién se enfrenta a eso poniendo un churumbel en el mundo y teniendo que dedicar recursos a sacarlo adelante! (luego si va a Harvard también es una fuente de status y prestigio, pero eso está a) lejos en el futuro y b) depende de variables exógenas fuera de tu control).

Efectivamente, la pregunta del millón es cómo se cambia la razón dominante, cuando ésta se ha vuelto tóxica e incompatible no ya con la maximización de la felicidad de los individuos (total, la felicidad está sobrevalorada) sino tal vez con la mera supervivencia de la especie. Me ha gustado el comentario de Diego sobre hacer más ejercicio y ser más estoicos, un buen resumen de la forma que podría tomar una RD alternativa. Desde la actual, esas dos cosas sólo valdrían la pena si se pudieran monetizar o señalasen un estatus para sus practicantes superior a tener mucho dinero. Mejor nos iría, pero no voy a aguantar la respiración esperando que ocurra...

Diego G. dijo...

Hay ideas que rozan lo distópico pero que creo vendrán poco a poco impuestas por la presión de la globalización. Me explico: ¿cuántas personas en el mundo usan actualmente mascarilla al salir a la calle? Me atrevería a hablar de un porcentaje elevadísimo. Pero la reflexión que me hago es: ¿cuánto se ha tardado en lograr algo impensable hace años? Diría que menos de 6 meses.
Con esto voy a que conceptos que ahora nos parecen impensables, porque suponen dilemas morales en lo que respecta a pérdida o redefinición de derechos civiles (según se entienden en las democracias liberales), como puede ser el pasaporte biológico, el control físico de la población, licencias para engendrar, es factible que ocurran, más rápido de lo que creemos, a una escala global.
Y desde el plano moral, ideas como la lucha contra el cambio climático o la deificación de la ciencia se me ocurre que sustituyan aspectos humanos tradicionales como la fe o principios éticos sobre el bien común. En este sentido, conceptos como las emisiones individuales asociadas a nuestras acciones pueden ser cuantificaciones que integren a ese sistema de control a los individuos y que generen la búsqueda de la nueva eficiencia sistémica. Me explico con un ejemplo: personas que se esfuerzan por comer alimentos veganos y sostenibles para que su impacto en CO2eq sea el menor posible y no acumulen más CO2 del necesario a su "mochila" personal. Pienso en los pobres obesos y los ricos delgados y sanos. En la práctica, algo parecido ya ocurre, sólo que establecer sistemas cuantitativos aporta optimización a ese proceso "abierto" que ahora es pura diferencia de clases. Esa mochila o acumulado de emisiones engendraría una competencia positiva en cuanto al objetivo, pero implicaría desviaciones de todo tipo afines al ser humano (ricos pagando por reducir su impacto a costa de penalizar a pobres, por ejemplo).

Me quedo con el concepto de "razón dominante".
Me ha hecho pensar en el documental sobre la vida de Robert S. McNamara, The fog of war.
Seguro que lo habéis visto, pero si no, os lo recomiendo:
https://www.youtube.com/watch?v=5LsRRTvPigY
PS. Nada de superchería mesiánica en plan zeitgeist, pura estrategia.

Saludos


Pedro Linares dijo...

Estoy encantado con lo que está dando de sí esto...no porque el tema no lo mereciera, sino por que no es habitual en el blog :)

Santi, respecto a lo de China, justo me refería a eso: el caso de China muestra que la educación y la renta controlan el crecimiento demográfico, pero otra cosa es bajar radicalmente (como se supone que haría falta, por ejemplo hasta esos 500 millones que alguna vez has mencionado tú como población de equilibrio); pero el caso de China también muestra la capacidad de crecimiento económico dirigido, por eso digo que ahí hay más capacidad de actuación, sea con políticas de mercado o con políticas más dirigistas como las chinas.

Diego, cuestiones muy interesantes. Sobre lo de la pérdida de derechos civiles, la cosa da mucho miedo. Por ejemplo, por lo que ya están haciendo los chinos (otra vez un ejemplo interesante), o, llevado algo más al extremo, 1984 o Brave New World.
Respecto a lo de la mochila climática, ya ha habido algún precedente (en forma de tarjeta de crédito, en UK, que no llegó a aprobarse). Pienso que puede ser interesante en términos de visibilidad de la señal de actuación, aunque evidentemente con muchas implicaciones distributivas, como cualquier otro mecanismo de mercado. Soy menos optimista respecto a la sustitución del esquema de valores, algo más si los esquemas tradicionales los van incorporando...
Gracias por participar.