El miércoles, en el
Encuentro IESE, una de las preguntas que surgieron en la discusión sobre la transición energética fue el papel que puede jugar el gas natural (o biogas) a corto plazo, o el hidrógeno a más largo plazo, en la descarbonización del transporte. En esta entrada, Amy Myers
discute algunas de las implicaciones, así como la posibilidad de mezclarlos en las redes actuales de transporte de gas natural.
1 comentario:
El hidrógeno es increíblemente peligroso y difícil de contener. La molécula es muy pequeña y penetra en el látice de los metales, lo cual debilita el material y causa fugas que pueden llegar a explosiones si el gas queda atrapado.
Ese artículo habla sobre él biogas de una manera tan casual, que es fácil ver que la autora nunca intentó ver el balance de materia que se necesita para reemplazar gasolina con gas metano (la respuesta es que lo que ella propone no tiene sentido porque la energía que se recupera de biogas no llega ni de lejos a compensar la energía de la gasolina.
En general muchos de estos artículos escritos para una audiencia general pasan por arriba aspectos técnicos y cálculos sencillos de cantidades, volúmenes, y costos, y oír lo tanto tienden a perder conexión a la realidad. Y la realidad es que el hidrógeno solo será útil si se inventan fuel cells mucho más baratas.
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