Ya está cerrada la audiencia pública del anteproyecto para recuperar la CNE. Pero aún así creo que es divertido contrastar los dos posibles relatos detrás de esta recuperación.
Uno:
Este cambio es fantástico, porque permite concentrar la experiencia y
conocimiento de la institución en un sector tan complejo como es la
energía, como ya sucedía en la antigua CNE. Y de paso, aprovechamos para
nombrar expertos verdaderamente independientes, tanto de las empresas
como del Gobierno, que conozcan bien el sector y que vayan a defender
los intereses de los consumidores (como ya se hizo por ejemplo con
Ignacio Pérez Arriaga, Tomás Gómez, u otros consejeros anteriores más
que no cito para no arriesgarme a dejarme alguno o señalar a los que
no). Además, no hay evidencias claras sobre si las sinergias de unir
todos los sectores regulados en uno (como hace la actual CNMC) compensan
la pérdida de foco y especialización que tiene lugar cuando los vocales
son necesariamente más generalistas, y cuando además se les obliga a
rotar entre las salas de competencia y regulación.
Dos: Una vez más, utilizamos todas las razones anteriores (o las contrarias) para quitar a los que están y poner a los que nos gustan más.
Dentro de poco supongo que saldremos de dudas sobre cuál es el verdadero, ojalá sea el primero...
ADD: tiempo después de publicar esta entrada, leo esta de Juan Delgado et al en el que explican mucho mejor la cuestión.
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