Tyler Cowen, en parte respondiendo a las cuestiones de diversidad de género, propone crear alternativas al sistema de tenure (o, en nuestro sistema, de plazas de funcionario), creando plazas de otro tipo (más orientadas a la transferencia de conocimiento o a la docencia pura). Esto por supuesto es interesante, yo siempre he defendido que hacen falta muchos más perfiles de este tipo si queremos realmente cumplir con la misión de la universidad. Nunca he visto el sentido a que los profesores-investigadores hagan de gestores, más allá de cierta dirección académica. En el fondo, creo que lo que propone Cowen es, por ponerlo en nuestro idioma, crear híbridos entre los PAS y los PDI. Yo iría un poco más allá, y propondría deshacer las barreras artificiales que se crean entre estas dos figuras profesionales, y que impiden que haya gente absolutamente brillante que no se quiera quedar en la universidad por no querer plegarse al estándar de publicaciones y demás requisitos puramente académicos (y tengo ejemplos reales).
Y esto último, de hecho, está muy relacionado con el segundo artículo, en el que académicos holandeses defienden que tenemos que cambiar el sistema de reconocimiento académico, porque si no, lo único que hacemos es primar el éxito barato y no los verdaderos avances científicos. Yo ya he escrito unas cuantas veces sobre esto, en líneas similares. Efectivamente, el "publish or perish" mal gestionado lleva a que la gente publique cosas de mala calidad, no comparta datos, o se comporte de forma estúpidamente competitiva (y eso ya sin entrar en los fraudes) sólo por avanzar en la carrera profesional. Viene al pelo aquí este chiste que me mandó Alessandro este verano...
Y esto habría que cambiarlo, claramente. Y no se trata sólo de subir el umbral de lo que puede publicarse y lo que no en estudios econométricos, alqo que por supuesto también puede tener sentido (y que no es tan nuevo, véase si no este par de artículos ya lejanos de Ziliak y McCloskey en los que atacan el valor que se da a la significación estadística, o el blog de Andrew Gelman), sino cambiar la estructura de incentivos. Como proponen en el artículo de Vox, recompensando los errores, que también hacen avanzar, o como dicen los holandeses, incentivar la publicación de investigación reproducible, de alta calidad, y de alto impacto. Y eso evidentemente no tiene por qué estar relacionado con el factor de impacto de la revista. Aquí me parece conveniente distinguir dos niveles:
- a un cierto nivel básico, es imprescindible, creo yo, y al menos mientras no desarrollemos mejores sistemas alternativos, contar con publicaciones de impacto si se quiere demostrar la calidad de la investigación. Porque esa calidad se demuestra sometiendo la investigación a la revisión rigurosa de la comunidad académica, y por ahora, la única forma fiable de hacerlo es con estas publicaciones, con todos sus problemas.
- pero para evaluar promociones este sistema básico no vale. Ahí estoy totalmente de acuerdo con la propuesta holandesa de evaluar porfolios, perfiles completos: investigación, docencia, transferencia, compañerismo, etc. Y no sólo cantidad, ni mucho menos, sino impacto y profundidad de cada una de ellas. En las promociones sí hay tiempo suficiente para evaluar bien las cosas, y por ejemplo, para rechazar a alguien por mucho que haya publicado en las revistas de mayor impacto de su campo, o para aceptar a otro que haya publicado en revistas "menores" algo de mucho más profundidad, impacto y calidad.
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