Como creo que pasa en muchas familias, mi verano ha sido tranquilito, casi todo el tiempo en el mismo sitio de playa. El de mis hijas, en cambio, mucho más animado, visitando a amigos por toda la Península. Y precisamente sus viajes, o los de cualquier joven, dan que pensar sobre la descarbonización del transporte interurbano.
Una de mis hijas pasó unos días con una amiga en Asturias, para lo que tenía que desplazarse desde Alicante. Tenía tres opciones: tren, bus, o avión. La más barata antes de aplicar el bono joven, y escogiendo horarios con cuidado: el avión. Y además, mucho más cómoda y rápida. Entonces, ¿cómo nos sorprendemos de que este modo de transporte, tan nocivo para muchas cosas, sea el que más crezca? ¿No deberíamos pensar en cómo se forman los precios de cada modo, para ver si hay algo que podamos o debamos hacer?
Con el bono joven la cosa ya no está tan clara, porque no se puede usar para el avión. Así que ahí podríamos pensar que el bono puede ayudar a que se escoja la opción menos contaminante (siempre que el usuario tenga un coste de oportunidad de tiempo muy bajo para que le compense). Aunque, de nuevo, no está nada claro: un viaje en bus (que consume gasoil) es mucho, mucho más barato, con el bono joven, que en tren (que con cierta probabilidad estará electrificado). De nuevo, no necesariamente la señal correcta.
Y además, el bono puede estar induciendo también demanda adicional, como ya hemos visto que ha pasado con otros programas de descuento: habría mucha gente que no tendría dinero ni para el avión ni para el bus/tren, pero ahora sí lo tiene, y lo usa para viajar. Así que tampoco tengo claro el efecto total de este bono.
Mi última reflexión es sobre el coche compartido: aquí donde veraneamos las conexiones en transporte público son muy complicadas: 3-4h para hacer un viaje que supone 1h en coche. Así que, claro, el coche compartido es una muy buena opción, más barata para el usuario que el transporte público. Pero como con cualquier otra solución de este tipo, las externalidades de red son muy altas: esto sólo funciona bien si todos los que nos desplazamos estamos en la app correspondiente. Así que, por primera vez, decidí darme de alta en una, para poner a disposición mi coche en los viajes que tenía que hacer por la zona. Y la verdad es que mi experiencia ha sido buena. Incluso algún usuario me ha contado de conocidos que dedican el día a hacer esto de forma semiprofesional (yo, la verdad, no tengo claro que salgan las cuentas, salvo que todo sea opaco para Hacienda...). Pero, de nuevo: si a alguien le interesa hacer esto, ¿no valdría la pena poner una furgoneta eléctrica para realizar estos desplazamientos de forma regular?¿Tenemos un problema de diseño de rutas y precios con el transporte público en zonas con poca densidad (muy alta en verano)?
En resumen: ¿seguro que estamos usando bien los precios para que los usuarios decidan la mejor opción?¿Seguro que estamos diseñando bien el transporte público para que sea una alternativa realista que nos permita descarbonizar?
ADD: En los comentarios, Rafa me decía que el avión gasta menos que el coche...Aquí van unas cuentas hechas con esta calculadora, que según parece subestima bastante las emisiones del avión. Las emisiones de un vuelo Madrid - Valencia son 53 kgCO2. Con un vehículo normal, de 130 gCO2/km, nos ponemos en 45 kgCO2 (viajando sólo el conductor). Madrid - París en avión son 105 kgCO2, y en coche se pone en 156 kgCO2...pero en cuanto compartamos vehículo ya estamos por debajo.
1 comentario:
Toda la razón del mundo, Pedro. Pero los precios del tren y del bus como bien dices no deben bajar más allá de un cierto punto: se induce demanda innecesaria , como bien señalas, y se masifica y de degrada la calidad y por ello de daña a largo plazo al transporte público.
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